Somos Morte. Francisco Espinosa López

Jefe de Taller – Ingeniero Mecánico

Francisco era hasta hace unos meses “el nuevo” en MORTE, pero no el extraño… desde su entrada siempre se ha sentido uno más dentro del equipo MORTE.

Prácticamente se puede decir que vino en coche porque desde que terminó el bachillerato era lo que más le atraía, realizando una FP de automoción. Pero en aquellos tiempos, el sector no ofrecía excesivas oportunidades laborales, así que decidió continuar sus estudios licenciándose en Ingeniería Mecánica.

Sus primeros trabajos se desarrollaron en el sector de la conserva, primero diseñando máquinas para fabricar latas de conserva y posteriormente diseñando esas mismas latas para su producción en una gran empresa de la zona de la ribera del Ebro.

Pero tras 19 años entre latas, la conserva se le quedó corta y empezó a buscar otros retos, nuevas oportunidades. Una amiga le comentó que en una empresa cercana se estaba llevando a cabo un proceso de selección. Así recaló en MORTE, hace un par de años, como jefe de taller, y reconoce que ya no se aburre. Su trabajo tiene que ver con todo lo que le gusta, el tiempo, el control y la precisión, porque como dice el anuncio y él reafirma: “la potencia sin control no sirve de nada”.

Con la mirada del recién llegado, lo que más le llamó la atención de MORTE fue su permanente orientación a la innovación, a estar siempre a la última para ser vanguardia y el pensar continuamente en el futuro para estar siempre por delante de la industria, comprometiéndose, invirtiendo en tecnología puntera, como la nueva célula robotizada de alimentación de mecanizado.

Se le quedó grabada una frase que escuchó en una reunión: “Imposible es lo que no intentas”. Y esa actitud es la que nos hace ir dos pasos por delante, nos comenta. Destaca también el equipo de compañeros, implicado al 120% en su trabajo, aunque a eso también ayudaban las cenas de los viernes antes de la pandemia, cuando se juntaban todos para hablar de lo humano y lo divino más allá de los temas de trabajo… se echan de menos esos momentos, reconoce, pero ya volverán.

Su reto lo tiene claro: reducir aún más si cabe los tiempos de entrega de los pedidos. Para Francisco el tiempo es importante, así como la coordinación para que todo el trabajo fluya por el taller. Tiempo, precisión y control.

En estos dos años se ha dado cuenta de que, en la fabricación de moldes de extrusión cerámica, el conocimiento y la experiencia lo es todo. No es lo mismo fabricar moldes para plástico, porque cada tierra, cada sistema de producción, es diferente.

Es un hombre tranquilo y perseverante, aunque le falta la paciencia de su mujer para enseñar a sus alumnas y a sus hijas. En su tiempo libre prefiere disfrutar de su familia y de sus modelos de camiones a escala tanto como de su trabajo. Cada cosa a su tiempo.