Somos Morte. Luis Miguel Orozco
Responsable de programación de Oxicorte y exportación para Argelia
Conquense de nacimiento, pero pradejonero de adopción, Luis Miguel vino a La Rioja por amor, pero antes le dio tiempo a trabajar en el campo, vendimiando para sacarse unas “perrillas” en la época de estudiante, a emplearse en un laboratorio farmacéutico y a diplomarse como óptico optometrista por la Universidad Complutense de Madrid.
Su primer trabajo en MORTE fue el diseño técnico en CAD, pero al poco tiempo de llegar se montó una segunda nave, especialmente pensada para realizar las tareas de oxicorte y corte por plasma, y le ofrecieron llevar dicha planta. Lo que aceptó sin dudar.
Desde ella, Luis es capaz de cortar sábanas de acero de 8 mm a 110 mm de espesor y hasta 10 toneladas de peso, y moverlas como si fueran plumas con un electroimán, pero antes ha de programar el aprovechamiento del material. La visión espacial, la planificación y la precisión son fundamentales para realizar este trabajo: ir encajando las diferentes piezas hasta obtener el máximo aprovechamiento, para luego desarrollar el corte exacto de cada una de las piezas con las que se fabricarán los moldes de MORTE.
También es el responsable logístico de exportación para Argelia, un mercado en expansión en el que tiene utilizar todas sus dotes organizativas y de gestión.
Desde hace pocos meses le ha cambiado la vida, una vida que ahora ya no cambiaría por nada y que son la luz de sus ojos: sus mellizos Liam y Laia.
Pero Luis es ante todo un hombre inquieto, inconformista, con una visión del mundo en la que priman los valores. A primera vista, podría parecer una persona nerviosa por lo rápido que se expresa, pero lo cierto es que piensa más rápido de lo que habla y las palabras se le “atropellan” en la boca. Es capaz de mantener una conversación sobre casi cualquier cosa, y no tiene reparos en entablar una conversación profunda con todo el mundo, porque le gusta relacionarse y se adapta a su interlocutor, de la misma manera que adapta las piezas de los moldes de MORTE sobre la sábana de acero, extrayendo lo mejor de cada pieza.
Quizás el hecho de estar diplomado en óptica y optometría le hace ver la vida de otra manera. Una forma en la que valora a su familia que lo orienta hacia lo que es importante, a su trabajo que le exige precisión y del que se siente especialmente orgulloso, y a sus compañeros de quienes destaca su compañerismo, su capacidad de trabajo y su implicación en la fabricación de los moldes de MORTE.